Adriano nació en el seno de una familia senatorial con raíces en Itálica, localidad cercana a Sevilla, y pasó su primera infancia en España. El joven Adriano, que fuera cónsul militar tres veces y veterano de numerosas campañas bajo el mando de Trajano, su tío por parte materna, se mostraba ansioso por obtener los favores del Emperador. No obstante, hasta que Trajano no se encontró en el lecho de muerte, no lo nombró heredero. Adriano subió al poder en una época en la que el imperio se encontraba tan expandido que se estaba, de hecho, desmoronando.
Presidio personalmente un periodo crucial de consolidación, lleno de constantes viajes destinados a dejar patente su autoridad hasta en las provincias más recónditas del imperio. Murió el 10 de junio de 138, a la edad de 62 años.
